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APRENDE COMO CUIDAR LA ROPA TÉCNICA: ALARGA SU VIDA Y MANTÉN SU TECNICISMO
Invertir en prendas técnicas y no cuidarlas es la mejor manera de botar el dinero. Te enseñamos cómo guardar, lavar y cuando no utilizar las prendas para que te duren más y puedas darles un mejor uso.
Si bien es verdad que las prendas de montaña están hechas para soportar tratos duros, podemos alargar su vida aplicando un buen mantenimiento de éstas. Si las usamos en las ocasiones incorrectas o si la lavamos y guardamos incorrectamente, está comprobado que se transforman en prendas para "comprar y tirar". Con un buen cuidado esto puede cambiar y alargaremos su vida.
Cómo guardarlas:
En casa la ropa debería estar guardada en un lugar fresco y libre de humedad, sin exposición a la luz y sin estar comprimida. Este último punto es especialmente importante en las prendas impermeables-transpirables y aquellas de fibra y pluma. En vez de guardarla en sacos de compresión, es mejor guardarla en bolsas espaciosas, donde la prenda pueda tener mejor ventilación de las fibras. Podemos fabricar sacos con poco dinero, utilizando sabanas viejas. Además guardar la ropa limpia y bien seca es algo fundamental.
En cuanto a el transporte en la mochila, ya que la compresión es inevitable, debemos preocuparnos de que la prenda no se estire. También es preferible, si vamos a acampar, durante la noche sacar la ropa de la mochila y volver a guardarla en la mañana para evitar que pase tantas horas compactada.
No es recomendable doblar las prendas siempre de la misma manera ya que así se gastarán más rápido los pliegues por donde se está doblando.
Al llevarlas puestas:
-Encajar bien el cierre antes de subirlo es fundamental, además de hacerlo suave y con cuidado para no desencajarlo o pillar un trozo de la tela que podría rasgarse.
-Evitemos que la parte de gancho de los velcros se pegue a los tejidos de prendas suaves, como la ropa con lycra. ( prendas interiores) Intentemos, también, alejarnos de fuentes de fricción como rocas, ramas, zarzas, rosales silvestres. Es frecuente emplear las prendas interiores como exteriores sometiéndolas a un trato para el que no están diseñadas.
-No sobrecargar los bolsillos, ni meter objetos que pinchen o corten (llaves, etc…)
-Si llueve, es bueno cerrar los bolsillos y cremalleras que no usemos. Eso evitará que el agua penetre, además de que la membrana pierda prestaciones en zonas concretas por una mayor incidencia de humedad. Ajustar, igualmente, los puños para bloquear la entrada de agua.
-Cuidado con la ropa y objetos que llevemos debajo de las prendas. Pueden rasparlas, punzarlas rasgarlas.
-Las mochilas, rozando y comprimiendo con sus hombreras y cinturones, también pueden deteriorar las prendas. Es algo inherente a nuestra actividad, que tenemos que asumir del mismo modo que el bloqueo de la transpiración en las áreas de contacto. Pero el primero se puede minimizar ajustando correctamente los tirantes y cinturones, para que la mochila no vaya “bailando” y provocando una fricción excesiva.
Mantenimiento:
Idealmente, al llegar de la montaña, debemos ventilar bien la prenda antes de lavarla y antes de guardarla en el armario. Antes de lavarla es importante leer bien la etiqueta o lo mejor es simplemente darlas a todas por prendas "delicadas".
Tomando en cuenta eso último, lo ideal es lavar en la bañera (donde se sumerjen), o la lavadora, pero siempre en programas de centrifugados suaves, pensados para la ropa más frágil. Emplea jabón líquido neutro (Popeye y poca cantidad) con la precaución de no mezclar ropa semilimpia con otra muy sucia. Antes del lavado, cierra todas las cremalleras y tapillas, aflojo los cordones e incluso fija algunos de ellos, o las cintas que incorporan ciertos artículos. Nunca utilizar lejía clorada, ni detergentes en polvo, ni quitamanchas, ni suavizantes que puedan afectar el rendimiento o cristalizar entre el tejido y funcionar abrasivamente.
Lavar, secar y planchar:
Generalmente no es muy bueno superar los 30° en la mayoría de las prendas, aunque para las prendas de ropa interior es recomendable para poder eliminar bacterias que pudieran tener, pero con cuidado para no producir retracciones. De nuevo es recomendable leer, con atención, la etiqueta.
Para las prendas con membrana, los fabricantes suelen decir que 40º es una buena temperatura, pues ayuda a reactivar el tratamiento deperlante del soporte exterior, que también puede potenciarse después del lavado con un ciclo de 20 minutos en una secadora o un planchado suave con una toalla o un paño entre prenda y plancha.
Hay que evitar centrifugado a muchas revoluciones para reducir arrugas y maltrato a las fibras. El secado debería hacerse a la sombra, en un lugar bien aireado y ventilado, con el artículo alejado de toda fuente de calor. Nunca planchar la ropa de montaña, salvo algunas prendas y sólo para reactivar el tratamiento deperlante. No son recomendables los lavados en seco, porque no sólo requieren un tratamiento hidrorrepelente adicional, sino un aclarado con disolventes específicos.
Las prendas de pluma requieren redistribución del aislante durante su secado, aunque se metan en la lavadora con las clásicas “pelotas de tenis”.
Fuente: www.desnivel.com